El darwinismo social y el determinismo biológico

La ciencia parece algo incuestionable y objetivo, pues se basa en una larga serie de observaciones, comprobaciones y estadísticas. Pero bastante a menudo el científico de forma consciente o inconsciente únicamente encuentra lo que desea hallar. Ideas preconcebidas y prejuicios son los guías en su investigación y en consecuencia con estos se tropieza.

Alejándose de la realidad objetiva los científicos se desvían a formulaciones ilógicas y a establecer relaciones abstractas que no entran a conocer las causas de los fenómenos. Curiosamente todas estas “desviaciones” vienen a contribuir a la lucha ideológica de la burguesía, a justificar sus privilegios y el porqué de su dominio de clase.

Así se han escrito libros de reconocido “prestigio” explicando porqué ciertas clases sociales deben gobernar sobre otras. Tomando como base los tests de inteligencia sustentan que los ricos lo son nada más y nada menos que por su inteligencia y los pobres tienen su desgraciado destino por su estupidez.

En EEUU por ejemplo se justifica los recortes en las ayudas a las madres solteras, diciendo tonterías como que se encuentra una relación estadística entre bajo cociente intelectual y ser madre soltera. Que las ayudas son contraproducentes porque no mejoran la situación, sino que la empeoran al estimular y acentuar la bobería de ser madre soltera.

Los neoliberales mercadean con la ciencia, vendiendo que el destino del ser humano ya está prefijado. Que la sabia naturaleza los ha situado en la cúspide por algún motivo y que los pobres están condenados por sus bajas cualidades. Que el esclavo lo es porque necesita de alguien que le dirija.     

Siguiendo estos argumentos están los que defienden el determinismo biológico, los que mantienen que la herencia genética determina un 80% la inteligencia de la persona frente a un 20% del impacto ambiental. Así se declara que los negros de EEUU tienen una situación peor respecto los blancos por poseer un nivel de inteligencia inferior en un 20%, por no hablar de los africanos que afirman son inferiores en un 40%.

Mezclando supuestos conocimientos biológicos y de psicología se atribuye las causas de la pobreza y la miseria a la naturaleza. La sabia naturaleza separa el grano de la paja, no habiendo víctimas ni verdugos cada cual tiene lo que le corresponde. No hay problemas de redistribución de recursos sino diferentes cualidades entre las personas. La lucha de clases desaparece, no se la menciona por ningún lado o en el mejor de los casos se le asigna a los problemas sociales una importancia de carácter secundario o terciario.

Hablando de las cualidades intrínsecas de cada persona podemos preguntarnos: ¿qué es esto de la inteligencia? Para saber el valor de un ser humano la inteligencia es el peso, la medida fundamental a tomar según los neoliberales. Pero para medir algo primero debes conocer la cosa. Y es aquí donde surge el problema nadie sabe definir exactamente que es la inteligencia, no hay consenso entre los “expertos” ni precisión. Por lo que al final de la calle nos encontramos que no se sabe lo que es la inteligencia, un concepto abstracto donde los haya, ni en que parámetros puede basarse. Ni tan siquiera las teorías genéticas de herencia de la inteligencia tienen tanto fundamento como a primera vista pudiera parecer. Se resquebrajan cada día más al confrontarlas con la realidad y la lucha de clases.

El blog La Victoria de los Oprimidos considera importante dar a conocer los importantes efectos que tienen los tests de inteligencia en la sociedad. Que van mucho más allá de lo que en un principio uno podría imaginar. No solo afectan a personas con dificultades de aprendizaje: dislexia, tdah, autismo…, inmigrantes que huyen de la miseria de su país y no son aceptados en el nuevo por no superar un estúpido test… sino que forma parte de la superestructura del sistema capitalista. Última salvaguardia de la burguesía.

Compartimos a continuación un documento para la reflexión encontrado en la red titulado “Los tests de inteligencia: Algunas consecuencias de su aplicación” de Anastasio Ovejedo Bernal:

Los tests de inteligencia

También puede interesar a los lectores el libro “La falsa Medida del hombre” de Stephen Jay Gould (aunque sus últimos capítulos son bastante técnicos):

La falsa Medida del hombre

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